Las noches de octubre se acercan rápidamente..., y dios...!!! son tan añoradas por mi existir, ansío su
revoltura de colores marrones y chocolates, sus temperaturas frescas, las
lluvias intermitentes con mezclas de gotas cálidas y frías que al tocar mi
cuerpo cada una de ellas, logran que mis nervios reaccionen de distintas
maneras, es extaciante.
Si en la ciudad vivo
el otoño de manera vibrante, entre sueños imagino cómo será en provincia,
con sus amplios parajes y sus enormes arboles en tonos oro y café, corro atreves
de ellos mientras mi ropa se empapa rápidamente y el agua logra unirse con mi
piel, respiro sus aromas silvestres y mi cabello revolotea con vida propia, comienzo
a dar vueltas intentando perder el equilibrio para poder tocar las hojas sin vida que yacen a mis pies y al
caer disfrutar de la ola de carcajadas que esto provocaría, al punto de sacar
unas cuantas lagrimas..., justo pasado ese momento me enderezaría para poder
verte a lo lejos, me observas... ahí
de pie sosteniendo el paraguas y me regalas una sonrisa, de esas que
provocan una nueva carcajada en mi
ser... y entonces... te amo más que nunca...
Heyt Isabel... ya sé que el otoño llega hasta mañana... pero
ayer... mientras la lluvia caí, sentía unas ganas enormes de sentir las gotas tocar
mi piel, ver como se evaporarían de inmediato por el calor acumulado en mi cuerpo...